Espectáculos
Billboard Music Awards 2022: los mejores looks de la alfombra roja
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2 meses agoon

Estrellas de la música
Durante el ingreso a la ceremonia, las estrellas de la música lucieron sus mejores y más deslumbrantes ropas.

Machine Gun Kelly y su esposa la actriz Megan Fox. Foto AFP
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El ingreso al hotel MGM de Las Vegas para la entrega de los Billboard Music Awards contó con la clásica alfombra roja, por donde pasaron las más grandes estrellas de la industria musical de Estados Unidos en la actualidad.
Mary Copeny

La llegada de la pequeña Mari Copeny, que recibió un premio especial por su trabajo social contra la contaminación del agua en su ciudad. Foto: Reuters.
Dove Cameron

La cantante Dove Cameron. Foto. AFP
Becky G

La llegada de Becky G al MGM Grand Garden Arena. Foto: AP.
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Florence Welch, la cantante de Flofrence The Machine.. Foto AP.
Lartto

Latto en Las Vegas, antes de la ceremonia. Foto: AP
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Maxwell, que hizo un homenaje a Michael Jackson. Foto: AFP.
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Christian Combs, el hijo del presentador Sean “P. Diddy” Combs. Foto. AP.
Sean Combs

Sean “Diddy” Combs. Foto: AP.
Megan Fox

Megan Fox, sidempre deslumbrante. Foto: AP.
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La cantante de hip hop y reggaeton Kali Uchis. Foto: AP
Doja Cat

Una de las grandes ganadoras de la noche, Doja Cat. Foto: AFP.
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Espectáculos
Stranger Things 4 Volumen 2: muerte, batalla y la que nos espera…
Published
1 hora agoon
1 julio, 2022
No es un diálogo, aunque las palabras que siguen las pronuncian Eleven y Vecna, ese humanoide monstruoso, o lo que fuere, en el que los creadores de Stranger Things han corporizado el Mal desde el Volumen 1 de esta Temporada 4, que hoy estrenó su culminación por Netflix.
“Es el principio del fin”, augura Vecna, que si fuera un perro estaría moviendo la cola de contento en ese instante.
“Mis amigos me necesitan”, había dicho mucho antes la heroína interpretada por Millie Bobby Brown, con el cabello cortito, como lo tiene Jim Hopper desde que estuvo preso en Rusia.

Eleven (Millie Bobby Brown) vuelve a retomar el protagonismo que no tenía en todo el Volumen 1. Fotos Netflix
Pero… ¿Cuántas veces le tendrá que sangrar la nariz a Eleven?
¿A quién decidirá atacar Vecna? ¿A Max? ¿Se le cortará la cinta al cassette con Running Up That Hill?
¿Será muy diferente este Volumen II, como resultó el Volumen 1 con respecto a la -floja- tercera temporada que la antecedió?

Vecna, cuya identidad se reveló en el Volumen 1, quiere vengarse.
Son todas preguntas que todos los fans nos hicimos apenas terminó en mayo -qué fan no terminó de ver los siete episodios del Volumen 1 ese fin de semana que arrancó el viernes 27-.
Y que, sí, claro, cómo no, tienen sus respuestas en alguno de los dos episodios (Papá, casi una hora y media) y El huésped (no llega a las dos horas y media) en que Netflix, los Duffer o todos juntos se pusieron de acuerdo y dividieron este desenlace.

Jim Hopper y, de fondo… Presten atención.
Tal vez o seguramente porque tiene que ver con la conclusión, por más que se vean los dos episodios de corrido, es El huésped del que perduran más imágenes, sensaciones.
Y no porque en Papá no sucedan acontecimientos importantes, y que van a tener su efecto en el siguiente.

Max y Lucas, preparándose para enfrentar a Vecna. Maxine insiste…
Y probablemente en lo que será la quinta y última Temporada, con un salto temporal importante, según anunciaron los Duffer.
Stephen King, Spielberg, su ruta
Los hermanos Duffer han dicho que, cuando soñaban despiertos, con los ojos bien abiertos, con el proyecto de Stranger Things, lo imaginaban como una historia escrita por Stephen King, dirigida por Steven Spielberg.

Eleven y Martin, en “Papá”, el Capítulo 8, anteúltimo de esta Temporada 4.
Y si repasamos toda esta Temporada 4, con los dos Volúmenes, se han acercado bastante a esa idea que tenían.
En el Episodio 9 se desarrolla el combate, la batalla, ya que no la guerra entre Vecna, Eleven y sus amigos. Es bastante desigual, y algo enredado, pero no complicado. Es un duelo mental, pero el terreno no es entre neuronas sino en distintos ámbitos, diferentes lugares a los que se llega por, llamémosle, portales distintos.
Si suena enrevesado, no lo es, pero es porque no quiero spoilearlo.

De Rusia con humor. Lo que sucedía en el Volumen 1 en tierras rusas era pretendidamemte cómico. Ya no hay lugar para las bromas.
El “Qué hiciste” que, más que preguntarle, le reprochaba Papá Martin (Matthew Modine) a una Eleven pequeñita, niña, al inicio del Volumen 1, vuelve en algún momento. Todo tiene su explicación -no me atrevo a decir su lógica, todavía-, nadie desde el sillón o la cama de casa se va a quedar sin entender lo que está pasando.
Salvo en el final, claro.

La garra siniestra de Vecna. Habrá una batalla extensa en el episodio final.
Pero lo central en el Volumen 2, para mí, es esa batalla. Que es extensa, dura casi una hora. Es para lo que nos estábamos preparando, ¿no?
Los Duffer, que coescribieron, como siempre, los guiones de los 34 episodios que lleva la serie, y dirigieron estos dos episodios, se acuerdan de Spielberg y ralentizan la aparición del malvado, como Steven hacía en Tiburón.
Y si el humor con el que impregnaban lo que sucedía en Rusia, con Jim, Joyce, el contrabandista Yuri y Murray era, por lejos, lo más flojo del Volumen 1, aquí casi no hay gags. No hay mucho espacio para las bromas.

El duelo mental entre Eleven y Vecna será decisivo. ¿O no?
Y a diferencia del Volumen 1, donde había una intriga -quién es o cómo surgió Vecna-, ya no hay tantos enigmas, y las expectativas están centradas en esa confrontación.
Uno de los intérpretes también había avisado que el Volumen 2 era una carnicería (carnage, dijo, que siempre suena más lindo).
Ni tanto ni tan poco.

Eleven de pequeña, como aparecía en el Volumen 1. Y en el 2, también.
Si en el Volumen 1 la trama se sustentaba bastante bien sin la presencia de Eleven, esto ya no sucederá en el desenlace (no digo que habrá tensión sin que aparezca Eleven, sino que Eleven va a recuperar protagonismo).
Y alguien tiene que morir. Lo avisaron los Duffer, así que no es spoiler. Nadie podía creer que pasaran a la última temporada todos. Punto.
Hay más homenajes a clásicos de los ’80, como la máscara de Jason de Martes 13, la mansión que ya vimos en el Volumen 1, similar a la de Amityville, Synchronicity de The Police en una bandeja tocadiscos, y Every Breath You Take transformándose en Dream a Little Dream of Me, esto último sin demasiada razón.

Todos unidos triunfaremos. Al menos, es lo que se proponían en el Volumen 1.
“Algún día voy a morir. Pero no hoy”, sentencia Jim a su amada Joyce. Bueno, él avisa que ese día, no, pero si alguien muere, ¿lo asesina Vecna, o se inmola por los otros? ¿Es lo mismo?
No todos llegarán al final del Volumen 2.
Hay un momento en el que sí, todo parece perdido. Pero bueno, “Mis amigos me necesitan” había dicho Eleven, y entre esos relámpagos rojos tan característicos de Stranger Things, desde la Temporada 1, en un cielo oscuro, el Volumen 2 de la Temporada 4 concluye y nos deja preparados para lo que vendrá.
Y vaya uno a saber qué será.
“Strangers Things” Volumen 2 de la Temporada 4
Muy buena
Fantasía/Terror. EE.UU., 2022. Dos episodios (casi 4 horas), SAM 16. De: Matt y Ross Duffer. Con: Millie Bobby Brown, Winona Ryder, David Harbour, Sadie Sink. Disponible en: Netflix.
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Espectáculos
Valentina Zenere, de Soy Luna a la serie Elite y ahora con su primer single como cantante solista
Published
1 hora agoon
1 julio, 2022
Famosa desde los 13 años por su paso por las series Casi ángeles, Los Únicos, Aliados y Soy Luna, la argentina Valentina Zenere ahora está instalada en España, donde sumó éxitos con Las chicas del cable y Elite. Además, por fin se dio el postergado gusto de lanzarse como cantante solista y tiene un single llamado Cero coma.
La canción es un hit de ritmos latinos mezclados con sonidos urbanos que narra la historia de una mujer “que sabe lo que quiere y a quién quiere”, según explica. Y agrega: “Estoy muy contenta, ilusionada por este nuevo camino y con ganas de seguir y crecer cada vez más”.

Valentina Zenere en una escena de su video “Cero coma”.
De esta manera, Valentina se suma a la ilustre camada de graduados de Soy Luna que tienen éxito como cantantes: Karol Sevilla y Ruggero.
“Para ser sincera -admite- todo se demoró un poco. Vengo trabajando en esto desde antes de la pandemia, en 2019. ¡No existía el coronavirus cuando empezamos! También se demoró por la serie (Elite) y lo fui posponiendo. En un momento pensé que no se tenía que postergar más y que había que hacerlo, así que juntamos el equipo y armamos todo lo que teníamos que armar. Lo más loco fue el momento de terminar de rodar el videoclip, porque de pronto dijimos ¡Ya está! y a la semana salió todo”.
Charla desde España
Valentina Zenere nació en Buenos Aires, pero hace un par de años empezó a ir y venir a España por trabajo, hasta que finalmente se instaló allá. Por teléfono habló de este momento tan importante en su carrera.
-¿Cómo sigue el plan, se vienen más singles?
-Si. Evidentemente la idea es seguir y tener otro single en breve. Tampoco es que se me ocurre una canción, la saco y un beso para todos, porque no trabajo de esa manera.
-¿Vas armando las cosas con más tiempo?
-Sí. Incluso por eso se fue posponiendo todo este lanzamiento, porque me parecía importante que en el momento que empiece se haga todo de verdad y que yo le pueda dar toda mi atención y energía y compaginar la actuación y el canto, que fue lo que siempre quise. Así que la idea es ir sacando cositas y ver cómo va. Mi sueño más grande es hacer un show en vivo.

Valentina Zenere en su primer videoclip.
-¿Pensás en tener un álbum dentro un año, por ejemplo, o vas a ir sacando singles nomás?
-Me encantaría tener un disco o una cierta cantidad de singles para hacer un show. Pero no me desespero. Me gusta disfrutar de los procesos creativos. No lo tengo totalmente cuadriculado y pensado, pero obviamente que hay un plan. No me gusta pensar en lo tengo que cumplir porque sí, sino que quiero disfrutar todo lo que pueda cada paso.
-Los músicos pueden tener planes anuales en función de los lanzamientos y las giras, pero siendo actriz tenés que planificar mejor para no superponer las cosas, ¿no?
-Exacto. Es un poco más complicado, pero de golpe te avisan que se atrasó un rodaje y podés dedicarle más tiempo a la música. Lo voy compaginando. Ahora hasta septiembre no voy a rodar, así que estoy tranquila y contenta. Incluso mañana me voy unos días de vacaciones al campo a descansar un poco, pero apenas vuelva retomo con todo.

Valentina Zenere
Radicada en España
-Vivís allá?
-Ya estoy radicada acá. La primera vez vine por seis meses, pero luego de pasar seis meses pandémicos en Buenos Aires decidí irme apenas se pudo volver a viajar, aunque no tenía nada concreto en España. Lo charlé con mis padres y me apoyaron como siempre, así que me puse a hacer audiciones a lo loco y de pronto salió Elite. En Argentina en la pandemia no la pasé nada bien.
-Al igual que tantos artistas, debe haber sido la primera vez que paraste tantos meses. Quedaste atrapada sin poder hacer nada.
-Exacto, me sentía atrapada, viviendo en la habitación que tenía cuando era chiquita en la casa de mis padres, después de haber vivido sola en España. Pero bueno, lo supimos pilotear.
El tema “Cero coma”.

La tapa del primer single de Valentina Zenere.
“Siempre digo que la actuación -cuenta Valentina- es más fácil porque tengo que hacer de otra persona, que muchas veces no tiene nada que ver con vos. En cambio en el canto creo que cada artista tiene un personaje que es sí mismo, y eso me costaba un poco porque no sabía por dónde empezar. Fui al estudio, probé muchas cosas y quería que la primera canción fuera para bailar y que me subiera la energía, que fue lo que pasó con Cero coma”.
-¿Cómo surgió la letra?
-Al hacer la letra siempre lo vi como un grupo de mujeres empoderadas, juntas, uniéndose en fuerza y hablándole a un hombre. Después fui hilando cabos e imaginándome el video.

El elenco de Soy Luna: Michael Ronda, Valentina Zenere, Agustín Bernasconi, Lionel Ferro, Carolina Kopelioff, Katja Martínez, Gastón Vietto, Chiara Parravicini, Malena Ratner, Ana Jara, Jorge López, y Ruggero Pasquarelli.
-¿Cómo fuiste viendo la carrera de tus ex-compañeros; cómo ves sus carreras?
-Bien, es muy lindo ver crecer a tus amigos. Hemos vivido muchas cosas juntas, y aunque no estemos hablando todos los días, cuando sacan una canción nos comunicamos. A Ruggero lo veo en un gran momento y hasta se nota en su mirada y me pone contenta. En Soy Luna hablábamos de las cosas que nos gustaría hacer, como lo mío ahora, y ahora esos sueños se van logrando. Cuando veo colegas exitosos, me anima a seguir adelante.
-¿Y qué te parecen las carreras de otras artistas, tanto Lali como las chicas del trap?
-¡Los argentinos están a tope! Lo más exitoso que hay en el mundo hoy son los argentinos. Lali me parece una bestia, una genia que compagina muy bien la actuación y el canto. A Tini le dije que fue una locura todos los Hipódromos que hizo. Todas me gustan muchísimo y las admiro.

Ela fiche de la cuarta temporada de Élite.
-¿Qué se viene en actuación?
-No te puedo contar, viste como es en la actuación, que te ponen un bozal. (risas) Ahora sale la sexta temporada de Elite y va a estar muy buena. Es un poco un reboot y ojalá la gente lo reciba bien. ¡Y lo próximo que me muero por hacer es cine, tengo muchísimas ganas!
MFB
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Espectáculos
La nueva historia de Marcelo Birmajer: La mano de Dios
Published
2 horas agoon
1 julio, 2022
Efraím Ducasse era el peor jugador del equipo de handball del colegio Viamonte. Había sido seleccionado porque alcanzaba la suficiente destreza como para integrar el plantel. Pero, entre los elegidos, era el peor. Le faltaba fuerza en los lanzamientos. Saltaba corto. Podía driblear y superar a un par de contrarios, pero no mucho más.
Sí destacaba en su capacidad aeróbica: sin velocidad, trotaba con la resistencia de un maratonista; y en los partidos nunca se cansaba.
El enfrentamiento con el colegio Nordem, el próximo semestre, resultaba decisivo para no descender en la tabla. También era el clásico: los “arios” del colegio alemán del Norte; contra los silvestres del barrio de Once.
En el Norte habían existido dos colegios alemanes: uno nazi, y uno antinazi. Terminada la guerra, supuestamente ambos se habían alineado con la nueva posición de la Alemania Federal y el canciller Adenauer. Pero mientras que el colegio antinazi se fue apartando lentamente de la política alemana, el Nordem mantuvo secretamente su filiación nazi, en mensajes subrepticios.
Finalmente ambos establecimientos se unificaron en el Nordem. Sus jugadores de handball eran de los mejores del torneo: altos, fríos, excelentes lanzadores. Los arqueros les temían.
En el Viamonte, el entrenador era el profesor de educación física: Matsukuda Kimoto. Este humilde y tenaz director técnico sabía conectar con los alumnos, en un lenguaje llano, profundo e inspirador. Su castellano era neutro, y escasas veces hacía referencia a su origen japonés.
No mencionaba el yudo. Pero en las indicaciones que brindaba, siempre tersas, correctas y efectivas, había dejos de la ancestral sabiduría nipona, sus ritos y experiencias.
En este gran clásico contra el Nordem, una parábola histórica había conjugado a Efraím Ducasse, el peor del equipo, y al entrenador Kimoto: el alumno judío y el profesor japonés, lucharían unidos contra el equipo nazi. Esa alianza, que no explicitaban verbalmente entre ellos ni con el resto del equipo, les permitía desafiar las circunstancias.
Los Nordem eran evidentemente mejores jugadores, su técnica y potencia hasta ese momento insuperables. El Viamonte nunca les había ganado un partido, y sin embargo era un clásico, por el tesón con que los enfrentaban desde hacía décadas, incluso antes de que se fusionaran en un solo colegio alemán y nazi.
Tanto Efraím como Kimoto habían visto la película de básquet protagonizada por Gene Hackman: el técnico utilizaba el recurso de la astucia como los espías de la Biblia.
Su truco era hacer lanzar el tiro definitorio al peor del equipo, al que los rivales no estarían vigilando. En la película, finalmente el mejor lanzador le decía al entrenador: “Yo puedo”. Y por primera vez en la trama, Hackman aceptaba la decisión conjunta de sus dirigidos.
Kimoto y Efraím, que nunca antes habían intercambiado palabras personales, aunque la relación siempre había sido de mutuo respeto, en esta ocasión se conjuraron para que, cerca del final del partido, si lograban estar perdiendo por solo un tanto, Efraim desbordara, se mandara a la punta izquierda del área, y acabara el partido en un inesperado empate.
Probablemente tirara una “masita”, pero entre el desconcierto del equipo contrario, y una distracción del arquero, la estratagema podía llegar a funcionar. Durante un tiempo este secreto se limitó a Kimoto y Efraím, y el muchacho sintió sobre sus hombros una responsabilidad sustancial a la vez que una emoción maravillosa.
Efraím dedicó tres horas diarias, durante seis meses, a practicar su tiro, hasta convertir su brazo derecho en la honda de David. Esa pelota debía salir disparada como la piedra que había derribado a Goliat.
Sólo una brizna del azar distraía a Efraím de su esfuerzo sobrehumano: la presencia constante, en el aula y en su mente, de la profesora Lotremon.
La docente de Química presentaba por las mañanas, en una hora imposible para cualquier otro ser humano, un cuerpo despampanante, un perfume delicioso, unos labios desnudos y, la porción que soliviantaba a Efraím, una cordillera bifronte, tierna y dulce, demoledora.
¿Podía el destino ser tan endemoniado como para haber desplegado un inicio de conocimiento entre el profesor Kimoto, soltero, y la profesora Lotremon, recién divorciada?
No acababan de aliarse, Efraím y Kimoto, que ya las miasmas tóxicas de la pasión los enfrentaban, involuntariamente. Efraím hubiera concretado su entrenamiento como el mejor lanzador del planeta si Lotremon simplemente le hubiera ofrecido la recompensa al final del camino. Pero en la realidad sólo lo desconcentraba.
Llegó el momento de compartir la jugada maestra con el resto del equipo. Quince días antes del partido, descubrieron que un topo había revelado a los Nordem el plan.
El director técnico de los Nordem, el carilindo Busiche, los aguardaba sin sorpresas. Rodolfo “Alacrán” Busiche era un ex jugador de handball, integrante de un equipo croata, aún joven y gerente de la empresa asociada al Nordem, de confección de cerveza.
Kimoto y Efraím, con la colaboración de la profesora Eloísa Lotremon, ya prácticamente novia de Kimoto, procuraron desenmascarar al culpable de la filtración. Infructuosamente.
El match contra el Nordem derivó en un fracaso anticipado, como la lucha del jefe galo sin poción mágica en El combate de los jefes de Asterix. Los integrantes del plantel del Viamonte, con su arma secreta neutralizada, acudieron desganados y vencidos al partido.
Pronto se supo que la profesora Lotremon, infatuada por Busiche y ahora socia de la fábrica, había entregado a su enamorado Kimoto, y a sus alumnos. Eloísa, desde el primer momento, había sido “el topo”.
Kimoto ejecutó el sepuku, se abrió el vientre en un harakiri, horas antes del partido, y expiró. Los jugadores del Viamonte concurrieron al desafío con el antebrazo enlutado por un brazalete negro. Se jugaba en el Norte y los parientes del Nordem repletaban las gradas de madera para ver ganar a los suyos, entre cánticos de la mitología nibelunga y algunos vocablos propios del Tercer Reich.
Busiche, sentado en una silla acolchada, observaba la futura victoria pensando en la entrega prometida por la profesora Lotremon para ese mismo atardecer: un horizonte de su cuerpo que le había reservado. El equipo Nordem marcaba perfectamente tanto al zaguero virtuoso de los Viamontes, como al muleto Efraim. No lo dejaban acercarse al área en soledad. La suerte estaba echada.
Efraim desbordó por la derecha, los Nordem no entendieron el movimiento ni vieron ningún peligro en su deriva. La mano de Efraim se alzó como si la impulsara el rey David; la pelota salió en una dirección inesperada -un bólido desorbitado-: hacia el rostro indefenso del carilindo Busiche.
La esfera de handball, convertida en un misil, arruinó por el resto de su vida la nariz de Busiche, le descolocó para siempre un ojo y le produjo una conmoción cerebral de la que solo despertaría tres días más tarde. La profesora Lotremon lo abandonó: no le gustaban los heridos. Efraím fue expulsado incondicionalmente de la Federación y voluntariamente se cambió de colegio.
WD
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